domingo, 30 de agosto de 2009

En defensa de las Fiestas y Tradiciones


“…“Por lo que toca a las cuestiones morales, no puedo decir más que una cosa: es moral todo lo que hace que me sienta bien e inmoral todo lo que hace que me sienta mal. Y juzgados con este criterio, que no intento defender, los toros son absolutamente morales para mí, porque, durante la corrida, me siento muy bien, tengo el sentimiento de la vida y la muerte, de lo mortal y de lo inmortal, y una vez terminado el espectáculo, me siento muy triste, pero muy a gusto”.

Ernest Hemingway

Por: Jesús Heriberto Navarro S.

He vuelto a leer a Hemingway y sus usanzas, como corredor de toros, en los muy famosos Sanfermines en Pamplona.

En 1927, Hemingway publicó Fiesta, su encanto por el mundo de los toros. Es un soberbio libro, plagado del sentimiento trágico de la vida.

Fiesta ha sido la revalidación de Hemingway como uno de nuestros escritores predilectos. Y es que su estilo sencillo y elegante seduce y mucho.

Las revelaciones y testimonios de este prosista eximio, narra lo vivido por él, en los San Fermines de la entrañable Pamplona; escritos que nos muestra semejanza a lo vivido en estas sabanas verde-esmeralda de los Caribes, que se resisten a que sus fiestas populares, sean intimadas como barbarie, donde se reúnen amores, borracheras y juego de toros. Tradición, pasión, exaltación, cultura, afición, emoción, colorido, en fin…Se dan todos los elementos y algunos más para que este espectáculo sea incomparable.

En las fiestas de San Fermín, como en el Caribe, el temor a los peligros no es tanto ante lo divertido del festejo.

En Sincé por ejemplo, hasta las primicias de los años sesentas, se corrían los toros desde las dehesas donde pastaban, hasta los corrales o chiqueros de la plaza, eso era un singular espectáculo. La Calle Real, Cantarrana y otras, fueron testigos áticos del bramido de toros al compás de los bueyes que abrían paso a los que a golpe de campana se jugarían desde las doce en punto.

Ver correr los toros y a los caballeros en sus tordos y alazanes, era parte de ese distracción vernácula, heredada de la misma España.

Por supuesto, mucho va de Pamplona a estas tierras alegres de correteo y transpiración. Mientras en Pamplona merece la pena helarte la saliva unas horas para topar sitio, hacia las seis y media o siete de la mañana, porque más tarde ya no habrá forma; en estas tierras fértiles, hasta el inicio de la segunda mitad del siglo XX, es decir hasta los segundos cincuentas, para obtener un sitio en la séptima guadua, valía la pena llegar desde las nueve de la mañana encanillando los hilos del hastío y hacer antesala bajo el sofoco y el cielo índigo de septiembre, al primer campanazo, acompañado de la recámara que expulsa el azufre y la polvareda remonta, anunciando que la puerta de los espantos se abriera para el primero de juego.

Desde Pamplona con su “Cante Hondo” y el célebre “Chumpitazo”, hasta los golpes del bombo y las trompetas de un Porro Sabanero, se notifica que la parranda ya se inició. Quedamos a la espera de que la inaugural detonación fragmente la monotonía de esta parte de la Costa Atlántica, que es como la piel de un Cimarrón convertida en canción, caña y turrón.

Y para los que están contra este tipo de fiesta, la sentencia de Hemingway: “…La moral es lo que hace a uno sentirse bien y lo inmoral es lo que hace a uno sentirse mal”.

jesusheriberto@gmail.com

viernes, 21 de agosto de 2009

Honores a la Virgen del Socorro


“Ahora y en la hora de nuestra muerte”

Virgen del Socorro, ¡madre nuestra! Ruega por nosotros ahora.

Concédenos el don incalculable de la paz, el vencimiento de todos los odios y rencores, la reconciliación de todos estos hijos que acudimos a esta cita anual y quienes te veneran desde cualquier sitio del mundo. Te proclamamos Santa María, madre de misericordia, quédate en nuestros corazones, ahora y en la muerte. Amén.




lunes, 17 de agosto de 2009

NARCISO PINEDA PALENCIA (Q.E.P.D)


LA GRAN FIESTA FAMILIAR

Te invito, Carlos Atencia,
a que compartas conmigo
por considerarte amigo
yo reclamo tu presencia
Narso Pineda Palencia
donde tu tía Ana Cristina
un sancocho de gallina
te brinda con don Samuel
ven saca de tu anaquel
tu décima pronta y fina.


Por tu sangre y por la mía
corre cual potro cerrero
un ancestro decimero
que nos testó la poesía
a pesar de la lejanía
de mi terruño sinceano
siento que eres mi hermano
por correr por nuestras venas
antídoto para las penas
verso cálido y temprano.


En el patio de la casa
donde viven Padre y Madre
no habrá perro que nos ladre
y brillará nuestra raza
yo sé que la vida pasa
y a veces pasa tempranera
como todavía es primavera
no perdamos la ocasión
de tener esta reunión
ronerita y cervecera.