En sus dehesas se engendraban y desarrollaban los ganados, luchando a cornadas limpias, pitones cuacados cuidadosamente en aquellos vetustos comejenes, los cuales le permitían defender su naturaleza de las garras y colmillos asesinos de las fieras de la noche.
Allí lo esperaba la fiera, entre palotares y el reclamo de las garzas. Sus pitones amenazantes apuntando al infinito, “su estampa de miedo” conservaba las huellas de la sangre derramada. ¡Bajoneaba!., regañando a los desconocidos que se le acercaban. Pero la astucia, experiencia y conocimiento del rezo del valiente baquiano, con ese acompasado coro: ¡Párate Torito!, ¡Párate Torito!, ¡Párate Torito!, y su circular cansino, enceló al animal con su canto de magia y sortilegio, lo sacó del monte y rastrojales donde se topaba, convirtiéndolo en el mas dócil y manso del rebaño.
En el correr de la tarde, con su voz nostálgica de recuerdo, SAMUEL, hijo de Don NARZO y a la postre el mas autorizado en estas lides del Ganado Bravo, narraba la historia del BARROSO MUCURITO, aleonado, de poca culata, cuajado, cornalón, astifino, cornivuelto, fiero como el que mas, hizo presa con codicia a las puertas de toriles del Caballo Melao que montaba el inolvidable VALERIO, sacándole la guadrapa, sin tocar la coraza, con la mas fina de sus agujas..
Toros Bravos; jugados cada 8 de septiembre, alegraban esa fecha, al repique de campanas y el retumbar de las recamaras, y la lluvia de mantas GUILLERMO, anunciando las doce del día. ¡PINEANOS venidos desde el mismo INFIERNO. …Finca cercana, que obedecía a ese nombre, donde a partir de agosto reposaban para su cita anual.
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