miércoles, 13 de julio de 2011

VIVIR PARA CONTARLA


"Mi hermano y yo fuimos matriculados en la escuela del maestro LUIS GABRIEL MEZA, donde nos sentimos más libres y mejor integrados a la comunidad. Tomamos en alquiler una casa enorme en la mejor esquina de la población, con dos pisos y un balcón corrido sobre la plaza, por cuyos dormitorios desolados cantaba toda la noche el fantasma invisible de un Alcaraván".

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